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Mostrando entradas de marzo, 2018

Las 8 letras de un te quiero.

Desde que vivo a millones de abrazos de ti volver a casa es siempre triunfo y rutina, pura supervivencia. Desde que tus abrazos están a 8 horas de avión y tus besos, a eternas esperas de aeropuerto siento más, pero también lloro más. Desde entonces mis lágrimas provocan mil mares  en los que yo nadaría incansablemente para regalarte mis sueños. No hay caballo que galope más ni preciosa sirena que nade más ni lobo que aúlle más ni estrella que brille más ni sol que ilumine más que mis ganas de tenerte cerca sentirte abrazarte acariciarte mirarte tocarte. Supero las ganas que había en aquel balcón de la casa Capuleto en una ciudad llamada Verona. Pero tú no eres Romeo ni yo soy Julieta. Pero escalaría ese y millones de balcones más para decirte lentamente las ocho letras de un t e q u i e r o

Conversaciones pendientes

Tu mirada dice que tenemos conversaciones pendientes que se quedaron ocultas bajo sábanas. Recuerdo aquel sábado noche volviendo a tu casa nuestras ganas provocando incendios en cada paso que dábamos. Incendios, que al día siguiente serían cenizas esfumadas por el viento. Era precisamente el viento el que se llevó mi conciencia y mi cordura al permitirme entrar en tu cuarto y tirar por la ventana todos mis sentidos. Acostumbrábamos a querernos sólo con camas deshechas sábanas por los suelos y sentimientos olvidados en Atocha. Mi amor tenía billete de ida pero sobre todo de vuelta. Perdernos entre sábanas comernos a besos y bebernos a cervezas. Nunca te gustó eso de besar mirando pero sí de beber mirando y de perderte besando. Siempre nos consentimos el último chupito el último brindis por nosotros y saldamos nuestras cuentas con las ganas. De repente decidiste irte de una manera extraña. Ya no desapareciste aparatosamente dejando alguna

Los domingos

Los domingos, vuelvo a ser la niña mujer que le cuesta crecer. Abro la ventana para recibir en casa a Peter Pan. Los domingos, dejo que mis sueños se encierren en mi cabeza y sean mis ideas las que desafíen a la imaginación.  Los domingos, las nubes lloran y los caracoles pasean contentos. Los domingos, los amantes se despiertan juntos aunque usen la ventana para escaparse de las responsabilidades con nombre de amor. Los domingos, bailo con la suerte y cojo aire de tu aliento. Los domingos, el sol se esconde para descansar y se encargan las nubes de arroparte y de cuidarte. En mis domingos, la palabra lunes está prohibida y la película para evadirte es obligatoria. En los perfectos domingos, mis manos se despiertan rozando tu espalda y mis piernas se encuentran entrecruzadas. En los domingos con sábados locos, las ganas están saldadas y los aullidos se alargaron pasadas las doce. En los domingos con semana dura tras la espalda,

Todavía...

Todavía te veo aunque esté en una habitación a oscuras y sea la oscuridad de la noche la que se apodere de mis días. Todavía te escucho en el silencio del que se arrodilla frente al mar y le ofrece sus sueños. Todavía te toco aunque en el fondo desearía que mis manos fuesen puras y no hubiesen arañado cuerpos sin sentimiento. Todavía te huelo aunque tu perfume se lo haya fumado el viento y es el propio viento el que lleva tu aliento. Todavía sabes a la última caña y perdura aquel mal sabor de boca del último sorbo que nunca me atreví a dar. Todavía… pues eso, todavía . 

Párate. Mira. Y escucha.

Alguien me dijo una vez que el mejor poema se escribía en una partitura y que “nunca hay que tener miedo a una partitura en blanco”. Los versos son pentagramas los sentimientos son silencios los miedos se marcan con notas graves y tu pasión con corcheas y semicorcheas. Cuando la acabes tendrás la mejor obra bajo tus manos y la protegerás bajo tus brazos. La escucharás repetidamente como la perfecta canción de la banda sonora de tu vida. La leerás como el poema que dedicas a esa persona donde la vista se pone borrosa por el mar que se desborda en tus ojos. Y la sentirás como la novia más guapa al decir te quiero ante un altar. Cuando empieces a componer a escribir a crear a sentir (a vivir) pasearán mil dudas por tu mente. Puede que te sientas en un laberinto sin salida con miles de caminos entrecruzados pero recuerda, todos los caminos llevan a Roma ( y Roma al revés es amor ). Pero antes de rendirte párate mira y escucha. Piensa en el s

Deja de...

Deja de... Deja de mirar pantallas congeladas y mira más los ojos de tu madre para que aprecies bien lo guapa que está cuando sonríe. Deja de tener tus dos manos en pantallas táctiles y utiliza una de ellas, para tocarle el culo a la vida y la otra mano para controlar al corazón. Deja de sentir con la cabeza y haz más caso al corazón. Que volar no puede hacerlo cualquiera y la tierra es a veces aburrida para ir tanto a pasear. Píllate de una ciudad para tener la excusa de volver ahí. Porque recuerda, “uno siempre vuelve al lugar donde fue feliz” . Suma las mariposas que revolotean en tu estómago y multiplícalas por las veces que esa persona te deja sin aliento. Respira el aire de las montañas y duerme (sueña) en una habitación de hotel con vistas. Guíñale un ojo al destino. Haz testigo a la luna de tus noches de locura. Enamórate de tu forma de ser. Rétale a tus sueños. Plántale cara a tus miedos. Compón la mejor banda sonor