A ti, mi guerrera: tienes el mayor secreto guardado de toda la humanidad. Has conocido el limbo, te han presentado al maligno. Has sobrevolado el cielo saltando de nube en nube. Has aprendido a contar sumando estrellas, multiplicándolas por las estrellas fugaces. Bajaste a los infiernos sin quererlo, supiste lo que era feo y lo que estaba mal demasiado pronto. Ni siquiera te dio tiempo a reaccionar, ¿cómo narices pudiste salir tan elegante de aquello? Si alguien supiera qué es el infierno por el que tú has paseado, no sabría hablar, o tal vez ni siquiera respirar. Sin embargo tú, no sólo hablas, sino que cantas no sólo das luz, sino que brillas no sólo caminas, sino que bailas no sólo tocas, sino que acaricias no sólo miras, sino que iluminas no sólo luchas, sino que ganas. Dime, ¿cómo alguien tan pequeña puede ser tan enormemente grande? ¿cómo has desafiado al mismísimo diablo y has conseguido volver a ganarle? Tranquila, que no te va a