Voy a tener que dar una patada a mis monstruos.
Siempre apareciendo sin previo aviso.
Dispuesto a quedarse sobre mis hombros
y a bailar sobre mi cabeza.
Voy a dejar de meterme entre las sabanas para huir.
Voy a dejar de pedirle a la luna que vigile mis noches más solitarias
mientras el lobo le aúlla.
Voy a tener que darle una patada muy fuerte
para impedir que siga jodiendo mis noches.
Que mis noches sólo me las quita mi último desliz
o mis aullidos nocturnos al amor de mi vida.
Voy a tener que mandarle tan lejos
para que deje de congelar nuestras risas
o joder nuestras sonrisas.
Tengo tangas ganas de que se vaya
para poder beber mi próxima cerveza
y poder reír a carcajadas con ellas
mientras le guiño un ojo a mi dulce corazón.
Corazón cansado también de tu no-bienvenida presencia.
Y que sí
bastantes ratos me ha robado
siempre devorándome el aliento
acelerando mi respiración
(como si respirar tranquila hoy en día fuera gratis).
Y como aquellos que dicen
a palabras necias, oídos sordos.
Por los siglos de los siglos.
Que así sea.
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